Lanzado en los ’30 por un dictador, con el tiempo el Volkswagen Escarabajo se convertiría en un símbolo de la contracultura, ésta es su irónica historia
Si hablamos de los coches más populares o emblemáticos, es indispensable mencionar al Volkswagen Escarabajo. O “Beetle” en EEUU, “Käfer” en Alemania, “Cocinelle” en Francia o “Maggiolino” en Italia. Precísamente los apodos que recibió en cada país dan ya una idea del cariño que se tomó durante generaciones al coche más popular de la historia en todo el mundo. Pero empecemos, como dice el topicazo, por el principio… la idea original del “Volks–wagen” o “coche del pueblo” no fue de Adolf Hitler, según publicitó el régimen nazi.
Los comienzos
Durante los años ’20 el gobierno (democrático) alemán ya había jugado con la idea de acabar con el desempleo construyendo ante todo “carreteras especiales para vehículos de motor” (las precursoras de las famosas autopistas alemanas) y luego fabricando un coche que el ciudadano medio se pudiera permitir. Al hilo de estas ideas, a finales de los años ’20 el ingeniero e inventor Josef Ganz diseñó un coche ligero y económico al que dio el apodo de “Maikäfer” (una especie de… escarabajo) que la compañía Standard Fahrzeugfabrik presentó al público en 1932 como “Volkswagen”.
Un año más tarde, Hitler accede al poder y se apropia de las ideas de la República pero enseguida debió ver que Ganz no era de su cuerda, así que fue arrestado por la Gestapo (la policía secreta nazi) y aunque lo liberaron poco después, le hicieron la vida imposible y tuvo que huir de Alemania. Casi al mismo tiempo, los nazis cerraban la fábrica de la Standard y encargaban al ingeniero Ferdinand Porsche el desarrollo de su propio coche para el pueblo.
Los requisitos: velocidad máxima de 100 km/h, consumo de 10 litros a los 100 kilómetros, motor refrigerado por aire, precio de 1.000 Marcos y capacidad para transportar dos adultos + tres niños o tres hombres + una ametralladora + munición… bueno… estamos hablando de los nazis.
Por esta época, Porsche también había estado diseñando un coche económico pero, mira tú por dónde, el concepto que finalmente presentó era una sospechosa mezcla entre el de Josef Ganz y el del T97 diseñado por el ingeniero Hans Ledwinka para la marca checoslovaca Tatra. ¿Otra casualidad? Parece que no: tras la invasión de Checoslovaquia los nazis también cerraron la fábrica de Tatra, faltaría más, hombre.
En fin, en 1939, ya eliminada la competencia, la mayor fábrica de coches de Europa estaba lista para empezar a producir el por entonces llamado KdF (“Kraft durch Freude” o “Fuerza a través de Diversión”) en una nueva ciudad que se llamó KdF-Stadt por un precio de 990 Marcos pagable sólo a plazos, con la peculiaridad de que el coche se recibía con el pago del último plazo.
Años más tarde se ha analizado el proyecto en profundidad y se ha llegado a la conclusión de que a este precio todo el proyecto era financieramente inviable y sólo la corrupción y falta de control del régimen Nazi lo habrían hecho posible. De todas formas, cuando se llevaban fabricadas 630 unidades el dictador decide invadir Polonia pensando que el resto de países le seguirían teniendo paciencia ilimitada como en sus anteriores fechorías, pero ya se sabe que no fue así…
Los ingleses apoyaron a sus aliados polacos y estalló la guerra. Enseguida, la fábrica pasó a manos de la “Lufwaffe” (la Fuerza Aérea alemana) y al igual que el resto de la industria se puso a producir exclusivamente material militar, incluido el peculiar “Kübelwagen” rudimentario “todoterreno” donde los haya.
El éxito
Tras la guerra, los aliados renombraron KdF-Stadt con el nombre de Wolfsburg e inmediatamente se comenzó con la producción del coche civil original, que ya en el ’49 se comenzó a exportar, convirtiéndose prontamente en una vista habitual por las calles de medio mundo. En Alemania, su silueta, cara simpática y carismático sonido quedarán para siempre ligados a los años del “Wirtschaftswunder” o “milagro económico” de los años ’50 como el primer coche amplio y confortable para la clase media.
Luego, el segundo país donde más éxitos cosecharía el cochecito sería EEUU, aunque en muy diferentes circunstancias: sus modestas dimensiones y minúsculo motorcito lo convirtirían en una especie de símbolo de la contracultura, frente a los gigantescos y excesivos cochazos americanos de la época.
El Escarabajo: Universal y Longevo
Aparte de las cinco fábricas de Alemania, el Volkswagen Escarabajo se fabricó, por orden alfabético, en (coged aire) Australia, Bélgica, Brasil, Costa Rica, Filipinas, Finlandia, Indonesia, Yugoslavia, Irlanda, Malasia, México, Nueva Zelanda, Nigeria, Perú, Portugal, Singapur, Sudáfrica, Tailandia, Uruguay y Venezuela.
El Volkswagen Golf apareció como su sucesor en 1974 pero el Escarabajo siguió fabricándose en Alemania hasta 1978 y en México lindo ¡hasta el 2003, güey! Finalmente, se fabricaron más de 21 millones de unidades, récord mundial para un mismo modelo.
Hans Ledwinka
Durante años, el mérito de la concepción y desarrollo del Escarabajo fue sólo de Ferdinand Porsche, sin lugar a duda un excelente ingeniero, pero hoy en día se parte de la base que el Volkswagen no fue su retoño, sino que al diseñarlo estuvo (en sus propias palabras) “mirando por encima del hombro” de un colega suyo, Hans Ledwinka, mientras trabajaban juntos desarrollándolo.
Ingenierio jefe de la marca checoslovaca Tatra, Ledwinka fue el inventor del chasis de bastidor central con ejes articulados y suspensión independiente a las cuatro ruedas, así como del motor trasero bóxer refrigerado por aire y bajo su tutela Tatra produjo por primera vez en masa carrocerías aerodinámicas. Y voilá… acabamos de enumerar las características principales del Escarabajo. Al ver cómo sus diseños eran copiados descaradamente, Tatra protestó y llegó a acudir a los tribunales, pero como hemos visto, sus gritos fueron ahogados por la fuerza.
Sin embargo, una vez terminada la guerra el caso se reabrió y tras muchos dimes y diretes resultó que la denuncia de la compañía checa debía tener una base muy sólida porque en 1965 Volkswagen acabó pagándoles un millón de Marcos de la época (muuuuucho dinero al cambio actual) para evitar el paso por los tribunales. Ledwinka murió un par de años más tarde en Alemania, a donde había emigrado tras pasar seis años en la cárcel en Checoslovaquia por colaborar con los nazis – sólo en 1992 se logró que el Tribunal Supremo lo rehabilitara dejando su nombre limpio de toda culpa.
Epílogo
En 1978 el Escarabajo dejó de fabricarse en Alemania pero no desapareció enseguida, ya que siguió fabricándose bajo licencia en otros países. En total se hicieron más de 21 millones, el record absoluto para un coche surgido de la personalización del mal y convertido en símbolo de bohemios y hippilones de todo el mundo. La ironía puede ser muy irónica a veces…
DH