Iconos Muscle Cars y Pony Cars Mustang

Muscle cars: sin complejos


Homenaje a los cautivadores muscle cars, unos automóviles fascinantes con una vida corta pero intensa antes de su prematura extinción

No duraron mucho pero dejaron una profunda huella en el imaginario de muchos aficionados a los automóviles. Los muscle cars y sus hermanos pequeños, los pony cars fueron una fauna eminentemente americana y por tanto extrovertida y basada en la pura potencia. Receta básica: aquellos enormes motores V8 bajo unos capós kilométricos, la predilección por las rectas frente a las curvas, el consumo de gasolina de 100 octanos, sonidos que quitan el hipo… Oh yeah, os invito a sumergiros en este submundo irracional, glorioso y sin complejos.

Los orígenes

Y para conocerlo nos vamos hasta, bueno, los años ’20, a los tiempos de la “Ley Seca”. La prohibición de fabricar y vender bebidas alcohólicas en EEUU desde 1919 hizo que florecieran los moonshiners o destilerías clandestinas y los bootleggers, o contrabandistas de alcohol, en castellano. Ambos colectivos se vieron en la necesidad de escapar de la policía por carreteras y caminos con sus preciadas cargas de whisky.

Ford Mustang Fastback (1968) | modmustangandfords
Ford Mustang Fastback (1968) | modmustangandfords

Para ello, comenzaron a modificar sus coches para hacerlos más rápidos que los de la “pasma” pero con el final de la prohibición en 1933 vieron decaer rápidamente sus márgenes. Así que con la experiencia acumulada escapando de la ley comenzaron a participar en carreras de coches, primero ilegales y luego poco a poco (en cuanto alguien vio que se podía hacer negocio) institucionales. 

Así que más y más jóvenes inconscientes sin miedo se les fueron uniendo en los años ’30 y ’40 hasta que, ya terminada la guerra, el tema de las carreras de coches alcanzaba ya las plantas nobles de los fabricantes, que tímidamente empezaron a considerar que había mercado para un automóvil con carrocería convencional y potencia aumentada. Surgían así en 1949 el Oldsmobile Rocket 88 y un par de años más tarde el Chrysler C-300 Hemi.

Muscle Cars y Pony Cars: Oldsmobile Rocket 88
Oldsmobile Rocket 88

Estos dos y otros juguetitos más o menos caseros se dedicaron a correr en carreras de dragsters, que como veréis son de una simpleza pasmosa: el “circuito” es una tira de asfalto de ¼ de milla o 400 metros aprox. (más la distancia de frenado), dos coches se ponen en la línea de salida, el semáforo se torna verde, pisas a fondo y gana el que recorre la distancia en menos tiempo. Ya sé lo que estáis pensando, pero este “deporte” es aún hoy en día inmensamente popular en Norteamérica.

La Época Dorada

En fin, el caso es que ya lo era a comienzos de los años ’60 y así llegamos a 1964 y al primer muscle car oficial: el Pontiac GTO. La idea era, de nuevo, simple: coge un coupé asequible y cálzale un rugiente motor V8 que destile potencia y carácter, unas ruedas más anchas y pegatinas específicas. Yes… se vendieron 30.000 en el primer año y se iniciaba la era de los muscle cars.

Con él empezó todo, Pontiac GTO de 1964
Con él empezó todo: Pontiac GTO de 1964

En el mismo año salió al mercado otro coche icónico: el Ford Mustang, con su carrocería cool, su bajo precio relativo, su (¿poca?) potencia… Si, lo cual provocó el nacimiento de los pony cars, coches análogos a los muscle cars pero, como he dicho, con menos potencia. Aunque no por ello tuvieron menos éxito: aparte del Mustang, popularísimos pony cars fueron el Chevrolet Camaro y su primo, el Pontiac Firebird o el Dodge Challenger y el Plymouth Barracuda. A cualquier fan se le pone la piel de gallina al oír estos nombres…

Y comienza la locura… en 1967, Ford sacó al mercado un Mustang más potente y Carroll Shelby sus versiones modificadas, aún más briosas. Y pronto todas las marcas tuvieron en sus catálogos brutales muscle cars o al menos algún que otro pony. Los coches eran a menudo modelos de homologación para la popular serie de carreras NASCAR o simplemente funcionaban de estandarte para demostrar de lo que era capaz tecnológicamente cada marca.

Muscle Cars y Pony Cars: Chevrolet Camaro (1970) | Carbox
Chevrolet Camaro (1970) | Carbox

Y de paso (cómo no) ganar algo de dinero. Los departamentos de marketing libraron épicas batallas en su lucha por el favor del público y el caso es que el mensaje de rebeldía, libertad y hombría fue “comprado” por multitud de jóvenes de la época. 

Cada año salieron al mercado nuevos modelos y versiones cada vez más potentes para satisfacer el ansia de los mimados clientes, que compraron coches con nombres tan sonoros como Pontiac Firebird Trans Am, Chevrolet Chevelle Malibu, AMC Matador Machine, Plymouth Superbird, o Ford Torino Cobra.

Chevrolet Chevelle SS396 Hardtop Coupe (1970)
Chevrolet Chevelle SS396 Hardtop Coupe (1970)

A principios de los ’70 el Camaro, el Mustang y el Firebird recibían motores más potentes, el GTO bajaba de precio y se tornaba visualmente más agresivo. El Dodge Charger se hacía excepcionalmente popular y su versión Daytona igualmente famosa con su desproporcionado alerón. Sin embargo, la época dorada llegó abruptamente a su fin en 1973, cuando se produjo la tormenta perfecta…. que me voy a dejar para la conclusión, así que por ahora ¡sigan leyendo!

Los motores

Veamos ahora qué escondían esos capós kilométricos. Para empezar, el corazón de cualquier muscle car es naturalmente su motor y éste TIENE que ser un ocho cilindros en “V” de hierro fundido con válvulas en cabeza y árbol de levas en el bloque del motor. Esta construcción, unida a un bloque muy sencillo de silenciador y escape da al motor ese sonido inconfundible que nos vuelve locos a los fans.

Los motores son de dos tipos: “Small Block” y “Big Block” y, contrariamente a lo que se podría pensar en un principio, la denominación no depende de la cilindrada sino de la distancia entre los cilindros. Durante el boom de los muscle cars, cada año aumentó la cilindrada de los motores, hasta alcanzar los 7,4 litros (455 pulgadas cúbicas). También la potencia fue aumentando y 440 CV no fueron nada raro.

Muscle Cars y Pony Cars: Oldsmobile 442 (1970)
Oldsmobile 442 (1970)

Aunque hay que tener en cuenta dos cosas: por un lado, en EEUU se habla a menudo de potencia SAE, es decir la potencia medida “a pelo” con el motor en un banco de pruebas, sin filtros de aire, sistema de escape, generador de corriente ni ventilador, dejando sólo instalados el radiador y la bomba de agua; esto sería la potencia bruta y por tanto la real sería más baja.

Sin embargo, por otro lado, era un secreto a voces que los fabricantes daban potencias más bajas de las reales para engañar a las compañías de seguros, muy atareadas por esa época, ya que los fabricantes ofrecían mucha potencia por poco dinero, fórmula que ponía estas bestias en jóvenes y muchas veces inexpertas manos.

Alta compresión

La guerra de potencia entre los fabricantes se libró también aumentando la compresión de los motores, en algunos casos hasta 11:1. Os cuento brevemente que la relación de compresión es el valor que representa el ratio de volumen de la cámara de combustión de la capacidad más amplia (cuando el pistón está en su punto más bajo) a la capacidad mínima (cuando el pistón está arriba del todo).

Ford Mustang Boss
Ford Mustang Boss

Cuanto más alta sea la relación de compresión (es decir, más pequeño sea el espacio relativo que queda cuando el pistón está arriba del todo) mayor será la energía mecánica obtenida de la mezcla de gasolina y aire. La alta compresión obliga a usar gasolina de alto octanaje, que en los muscle cars podía ser de hasta 100 octanos. Pero cuando a partir de 1970 comienza a desaparecer la gasolina con el aditivo de plomo (responsable de obtener esos octanajes tan altos de forma barata) los fabricantes de coches se ven obligados a reducir la compresión, reduciendo consecuentemente la potencia – el principio del fin.

Not so cool…

En lo que se refiere al tren de conducción (suspensión, dirección y frenos), aquí los fabricantes americanos ahorraron todo lo que pudieron y más, siguiendo la idea de que conducir un coche de estos significa idolatrar la recta y odiar las curvas. A no ser que se tratara de un muscle car de alta gama, los frenos eran en general de tambor y demasiado pequeños para la potencia y peso que soportaban.

Muscle Cars y Pony Cars: Dodge Charger R/T 572 (1969)
Dodge Charger R/T 572 (1969)

La suspensión permitía un confort de marcha que iba desde confortable y poco ágil hasta tan duro que se convertía en ingobernable; y por último, los neumáticos eran en general demasiado estrechos, haciendo que el conductor perdiera más fácilmente el control. Por todo esto, al hacer el pedido del coche era muy aconsejable marcar las casillas de algunos extras… frenos de disco, suspensiones más efectivas o neumáticos más anchos. De hecho, la mayoría de los muscle cars que han sobrevivido hasta hoy los montan, sean de fábrica o comprados a posteriori e instalados en el taller del pueblo…

Esos colores…

Según una leyenda urbana, la variedad de colores ofrecidos por la industria del automóvil en cada momento es directamente proporcional a la marcha de la economía. Si la situación es mala, se ofrecerán sobre todo negros, grises y blancos, colores que aseguran un valor de reventa más alto, pero durante un época de optimismo se ofrecerán colores más atrevidos porque estamos dispuestos a “arriesgar” más.

Dodge Charger
Dodge Charger

Pues bien, si todo esto es cierto, 1969 debió ser un año realmente bueno, pues Chrysler decidió ofrecer para sus muscle cars y ponies una paleta de colores chillones que llamaron High Impact Paint Colors, con nombres que variaban según la marca como Sublime, Sassy Grass, Go Mango, Bahama Yellow, Panther Pink o Lemon Twist.

Las películas

Muchas de las persecuciones de coches más famosas del cine se rodaron entre 1968 y 1974, es decir, ¡en la era dorada de los muscle cars! De esta época hay dos pelis muy obvias que todo apasionado de los coches debe haber visto al menos una vez. La primera es “Bullitt” (1968) con Steve McQueen en el papel principal. Este film contiene una de las persecuciones más cool de la historia del cine, en la que un Dodge Charger negro persigue por las calles de San Francisco a un Ford Mustang verde con Steve McQueen al volante… el colmo del cool.

Muscle Cars y Pony Cars: Dodge Challenger en "The Vanishing Point"
Dodge Challenger en «The Vanishing Point»

La segunda imprescindible de esta época podría ser “Vanishing Point” (1971), peli de culto del género “road movie” con un tipo llamado Kowalsky como protagonista, un precioso Dodge Challenger blanco, banda sonora de música rock… Cuentan que tanta droga, sexo y violencia fueron demasiao para los ejecutivos de Chrysler, tanto que decidieron retirarse del proyecto. Con lo que los productores no se pudieron permitir destruir el Challenger y en su lugar pusieron un Camaro. Conclusión

La Tormenta Perfecta

Antes ya la he mencionado y aquí la tenemos, acaso jamás se ha dado una confluencia de circunstancias como la que aniquiló de un día para otro una moda tan intensa. Ante todo, a principios de los ’70 al gobierno norteamericano le salía la conciencia ecológica y sacaba nuevos límites a las emisiones de gases. Para respetarlos, los fabricantes se veían obligados a usar catalizadores, dejar de usar gasolina con plomo, lo que obligó como ya hemos visto a reducir el octanaje y por tanto la potencia.

Uno de los últimos en llegar, el Dodge Challenger
Uno de los últimos en llegar, el Dodge Challenger

Al mismo tiempo, nuevas leyes en materia de seguridad obligaban a añadir pesados parachoques de acero a los coupés y aniquilaban los descapotables. Por su parte, la inflación también hacía de las suyas en esta época y los precios de los coches subían más que los salarios. Las compañías de seguros también aportaron su granito de arena, aumentando las primas porque los muscle cars lideraban los rankings de accidentes.

Pero el remate final llegó cuando con la crisis del petróleo de 1973. El bloqueo de las exportaciones por parte de los principales países productores provocó el racionamiento y subidas de precio de la gasolina. Hasta entonces en Norteamérica la gasolina era extremadamente barata y sin problema alguno de disponibilidad. 

Muscle Cars y Pony Cars: Uno de los pocos supervivientes, el Pontiac Firebird Trans Am de 1977
Uno de los pocos supervivientes: Pontiac Firebird Trans Am de 1977

Pero con la nueva situación, los consumos de 30 litros a los 100 km suponían un serio problema y de repente la compra de uno de estos “bichos” parecía una decisión descabellada. Así de la noche a la mañana los muscle cars y los pony cars dejaron de ser cool y comenzaron a acumularse en las tiendas. En pocos meses se cancelaron la mayoría de modelos y sólo un par de ellos sobrevivieron, aunque con la potencia muy mermada y ya como meras caricaturas de lo que una vez fueron. Más adelante los coches potentes dejarían de estar mal vistos y se aplicarían otras técnicas para subir el octanaje, pero esto ya sería en los años ochenta y para entonces los muscle cars ya estaban irremediablemente desfasados.

Epílogo

La oxidación y la naturaleza autodestructiva de unos coches en los que todo el esfuerzo de los fabricantes se concentraba en hacer los motores cada vez más potentes, descuidando frenos, suspensiones o la seguridad pasiva, han hecho que queden en circulación relativamente pocos ejemplares de esta raza de automóviles totalmente alocada. Pero a pesar de todo tienen su encanto estos símbolos de una época de exceso que jamás volverá.

DH

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