Hubo un tiempo en que la portadas de los discos eran una obra de arte en sí misma, descubre las más bonitas y curiosas con coches…
Los coches han formado parte de la cultura popular de todo el siglo XX y naturalmente sirvieron (y sirven) de inspiración a las más variadas formas de expresión artística. Se han escrito miles de canciones en las que los automóviles son protagonistas o al menos cruciales personajes secundarios. Pero de eso hablaremos otro día porque hoy vamos a repasar las portadas de discos que contenían esas canciones. Así que os invito a olvidarnos por unos minutos de descargas, streaming, You Tube y Spotify…
En las primeras décadas del siglo XX los aficionados a la música debieron contentarse con discos que giraban a una velocidad de 78 revoluciones por minuto o rpm, que medían 25 cm y estaban hechos normalmente de un compuesto de laca y pizarra llamado goma laca, con una duración de unos tres minutos por lado. Estos discos se vendían normalmente envueltos en papel o cartón marrón, en el que figuraba el nombre de la casa discográfica y poco más.
La revolución
Fue en 1948 cuando surgió la revolución en los soportes musicales con la aparición del disco de cloruro de polivinilo (PVC) a 33 ½ rpm. Midiendo 30 cm y gracias a los microsurcos, los “vinilos” duraban ya unos 22 minutos por cara y eran más resistentes, por lo que en los años cincuenta fueron haciéndose cada vez más populares, acompañados por los pequeños a 45 rpm, de 18 cm y una duración de unos tres minutos por cara. Durante esta época las carátulas solían presentar al artista posando de manera más o menos original, según el caso.
La época dorada
Fue en las décadas de los ’60 y ’70 cuando artistas y casas discográficas usaron prolíficamente la carátula del disco como medio artístico. Surgieron así cientos de icónicas portadas – y contraportadas. En ellas se daba una idea de la música que contenían y los artistas más profundos comunicaban su forma de ver el mundo, sus ideas o aficiones. Aunque a veces se trataba simplemente de hacerlas atractivas para animar las ventas.
Pero fuera cual fuera la idea que había detrás, cuando ibas a la tienda tenías en tus manos un relativamente pesado y brillante sobre de cartón de 30 x 30 cm, lo podías tocar, la imagen era grande y te regodeabas en sus detalles. Luego, ya en casa, extraías el vinilo de la carátula y te tumbabas a escucharlo, regodeándote en las imágenes de la portada y la contraportada.
Ocaso y «revival»
Sin embargo, en 1983 ya se vendieron más “cassettes” que vinilos y en 1988 el Compact Disc superaba a ambos, formatos que apenas permitían disfrutar de las portadas – ni siquiera el CD con sus 12 cm. Luego vinieron las descargas y la música en “streaming” y las carátulas quedaron reducidas a pocos centímetros en el teléfono móvil. Sin embargo, actualmente las ventas de vinilos están repuntando y muchos vuelven a descubrir el placer de un ritual que se había perdido – incluidas aquellas carátulas, aquí van muchas más…