Moderna, clásica, discreta o llamativa, la tipografía de los clásicos es como la guinda del pastel, y a menudo una obra de arte en sí misma…
La tipografía se podría definir como el arte de disponer las letras de manera que lo que se escribe sea legible y al mismo tiempo agradable a la vista. Parece sencillo, pero en cuanto investiguemos un poco nos daremos cuenta de que no lo es en absoluto. Encontrar el equilibrio para que se cumplan los dos objetivos de la primera frase es tan complicado que se ha convertido en una ciencia por sí misma y además no apta para cualquiera.
No señor, cuentan que algunos diseñadores de tipos de letras han empleado muchos años en dejar a la posteridad un tipo que les diera plena satisfacción. Para ello debieron tener en cuenta grosor, longitud, espacio entre letras, espacio entre líneas, espacio superior e inferior y espacio entre pares de letras.
Pero además, se trata de decidir si llevará “serifa” (los “adornos” que llevan algunos tipos de letra al final del trazo, como la Times New Roman) o no (como la sencilla y moderna Arial). Luego tenemos los tipos que se inspiran en la caligrafía a mano alzada o en caracteres exóticos. Y finalmente se decidirá si va en negrita, cursiva o subrayada. Y ni siquiera hemos hablado aún de colores, texturas o materiales.
Muy poco después de la invención del automóvil, los fabricantes ya comenzaron a diseñar tipografías para que sus modelos lucieran el nombre de la marca y luego también de los modelos y versiones. Así, se diferenciaban de sus competidores y daban énfasis al carácter que querían darle a sus productos… Un tipo de letra firme con serifa puede indicar solidez y tradición, mientras que un tipo moderno y en cursiva (por ejemplo) puede sugerir velocidad y apelar a las cualidades dinámicas del coche.
Durante décadas la tipografía ha dado carácter e incluso un estatus adicional al vehículo, sobre todo cuando llegaron los modelos en múltiples versiones de equipamiento: no era lo mismo conducir un Chevrolet Impala “normal” frente a la codiciada versión “SS” o un Ford Fiesta a secas frente a un “S”, un “Festival”, un “Ghia”, un “Super” o un “XR2”.
Sea como sea, estos elementos no dejan indiferente al aficionado. Y hoy en día un clásico no está completo si no lleva todas sus insignias perfectamente cromadas o coloreadas. Así que ya era ahora de dedicar aquí un artículo a este fascinante tema. Relájate y disfruta con un montón de bonitos ejemplos…
Las fotos son de Daniel Hasselberger para ICON ROAD excepto las tres últimas.
DH