La tendencia de los coches retro nos ha regalado algunos ejemplos brillantes pero también sonados fracasos, aunque nunca nos ha dejado indiferentes…
El Mini original de 1959 es uno de los modelos más longevos de la historia del automóvil y también uno de los más icónicos. Pero la mayoría de los cinco millones de unidades se fabricaron hasta finales de los años setenta: en los siguientes años hasta el cese de producción en el año 2000 el modelo se quedó anticuado y dejó de fabricarse en grandes cifras. Pasó de ser uno de muchos coches utilitarios a algo más: un icono retro.
Todos en mayor o menor medida añoramos alguna época de nuestra vida pasada, especialmente la relacionada con nuestras primeras experiencias, en la niñez o adolescencia. Se trata de algo tan común y que nos mueve con tanta fuerza que naturalmente la industria y especialmente los departamentos de marketing y las empresas de publicidad vienen usando desde hace tiempo para intentar vendernos sus productos.
El gusto por lo retro no es nada nuevo, aunque de un tiempo a esta parte se han acortado los plazos, de manera que ya vemos con añoranza el mundo de hace apenas veinte años. Quizás la razón de esto radique en que se ha acelerado la evolución de la tecnología y necesitamos agarrarnos a lo que nos da seguridad en este mundo tan cambiante.
Tradicionalmente nos lo vendieron como “antiguo” y desde principios de los 70 se popularizó el término “retro”, mientras que ahora quizás se hable más de la tendencia “vintage”. Pero los tres términos vienen a decir más o menos lo mismo: es ese anhelo por el pasado, por los “buenos viejos tiempos”. Una suerte de nostalgia del pasado, ya sea en moda, música o el diseño de objetos cotidianos. Como por ejemplo los coches…
Coches retro: iconos atemporales
En los años ochenta el plástico negro lo inundaba todo en los nuevos automóviles, desde los paragolpes y las calandras hasta los interiores. En este contexto, el Mini con sus cromados y su rudimentaria cabina resultaba de lo más atractivo. Pero naturalmente el Mini no fue el único ejemplo: hubo otros modelos que sobrevivieron durante años con diseños que se volvieron atemporales. Ahí tenemos el Land Rover de 1947 fabricado hasta 2016, el Morgan de 1955 que aún se fabrica hoy en día o el Mercedes G, también en activo desde su lanzamiento en 1979.
Por una razón u otra, con el tiempo estos fabricantes se encontraron con que no tenían en producción meros modelos anticuados, sino auténticos iconos por los que el público estaba dispuesto a pagar un sobreprecio. A la vista de esto, otros fabricantes de coches vieron el potencial de lo retro y decidieron fabricarse sus propios iconos. Aquí van algunos ejemplos…
Los Nissan del proyecto Pike Factory
Algunas marcas que no tenían modelos destacados en su historia partieron de cero, echando mano de elementos retro de otras. Como hizo Nissan con su proyecto “Pike Factory” de finales de los 80. Fueron cuatro modelos que años más tarde el crítico de diseño Phil Patton llamó “la cima del posmodernismo” y “descaradamente retro, combinando promiscuamente elementos del Citroën 2CV, el Renault 4, el Mini y el Fiat 500”.
Primero llegaron el Be-1 de 1988 y el S-Cargo de 1989, cuyo nombre por cierto pronunciado en inglés suena parecido a «escargot» que es caracol en francés y visto de perfil… pues eso! Luego llegó el Pao (el más exitoso de los cuatro con 51.000 unidades fabricadas) y finalmente el Figaro.
Los Chrysler de Tom Gale
Otra compañía que se basó durante un tiempo en el diseño retro fue Chrysler. A finales de los 80 la empresa se encontraba en dificultades económicas y con una gama de modelos aburrida. Para salir del atolladero, el grupo recurrió a evocar diseños de antaño, no necesariamente suyos.
Nacieron así el Dodge Ram de 1994 inspirado en los diseños de los camiones Kenworth y Peterbilt de los 60 y 70, el Plymouth Prowler que recordaba a los hot rods y por supuesto el Chrysler PT Cruiser de 2000, éste sí, inspirado en un modelo de la marca, el Airflow de 1934.
El responsable de todos ellos fue el diseñador Tom Gale, quien también desarrolló para la marca muchos conceptos como el Chrysler Thunderbolt de 1993, el Atlantic de 1995 o el Phaeton de 1997. Según Gale, se trataba de inspirarse en el pasado tomando elementos retro para aplicarlos de manera contenida y armoniosa.
Coches retro: el caso Jaguar y otros
Otras marcas de coches entendieron mal el concepto retro y se metieron en un callejón sin salida. Fue el caso de Jaguar con su XJ de 1994, el S-Type de 1999 y el X-Type de 2001. En esta época se pensó en la marca que la apariencia de un Jaguar debía ser la de uno antiguo. Sin embargo, cuando el diseñador Ian Callum se unió a la compañía en 1999, se hizo un estudio de los diseños de Jaguar de los 50 y 60 y se concluyó que comparados con los de la competencia en su época sus modelos fueron siempre los más modernos, los de líneas más puras. Gracias a Callum, los ingleses desarrollaron entonces una identidad nueva y moderna para la marca del felino.
Otras veces los fabricantes de coches han buscado en su pasado revivir modelos icónicos concretos pero han fracasado estrepitosamente. En esta categoría podríamos incluir el Volkswagen New Beetle de 1999, el Chevrolet SSR de 2003 o el Ford Thunderbird de 2002.
El caso del alemán resulta especialmente irónico: aquí llegaba una reinterpretación de uno de los coches más icónicos de la historia, maltratado vilmente con una parte frontal caricaturesca y un motor que ya no estaba en la parte trasera, donde había estado durante 50 años.
Sin embargo, no debemos pensar que este gusto por los coches retro es algo reciente: en los años 60 y 70 ya se echó mano de elementos pasados de moda. Y como muestra, un botón – o tres: el Excalibur de 1963 inspirado en el Mercedes-Benz SSK de 1928, el Cadillac Seville de 1975 con ruedas de repuesto falsas en los laterales o los modelos de la resucitada Stutz fabricados desde 1970 con elementos que recuerdan a coches de los años 20 y 30, como las ruedas de repuesto a la vista o la sugerencia de aletas en el perfil.
El cielo es el límite…
Quizás en los deportivos sea donde mejor ha funcionado la evocación de iconos del pasado. Ahí tenemos el trío de muscle cars americanos: el Ford Mustang de 2005, el Chevrolet Camaro de 2009 inspirado en el de 1969 y el Dodge Challenger de 2008, inspirado en el R/T de 1970.
Los todoterreno o todocamino tampoco se libran de esta tendencia. Ahí están el Suzuki Jimny de 2018 con reminiscencias del LJ de 1970, entre otras, el Toyota FJ Cruiser de 2006 inspirado en el J40 de 1960 o el Ford Bronco de 2021, similar al de 1965.
Normalmente, las marcas que han tenido una evolución consecuente y estable de sus diseños durante décadas no han tenido la necesidad de revivir elementos del pasado. Es el caso de Mercedes-Benz o BMW. Sin embargo, ellas tampoco han podido resistirse y nos dejaron el BMW Z8 de 1993 que buscaba en cierto modo recordar al 507 de 1956 y los Mercedes-Benz SLR McLaren de 2003 y también el SLS AMG de 2010, con el que buscaron recordar el (insuperable) 300 SL de 1954.
Sí, también en Europa se ha encontrado el gusto por revivir diseños icónicos, aunque se trata a menudo de prototipos que simplemente recuerdan logros del pasado, a veces motorizados con tecnología eléctrica, como intentado combinar pasado con futuro o acaso por miedo a perder a los aficionados de la marca. Como ejemplos podríamos citar aquí el BMW 3.0 CSL Hommage de 2015 que recuerda al modelo de 1975. O el Peugeot e-Legend Concept de 2018 evocando el 504 Coupé de 1969. Y muy recientemente, el Renault 5 E-TECH Electric de 2021, con sus elementos del ya clásico R5 de 1972.
Frank Stephenson: el retro consecuente
Quizá con el 5 E-TECH los franceses se propongan seguir los pasos de Fiat, cuyo 500 de 2007 estaba inspirado en el icónico modelo de la marca italiana lanzado en 1957. Este es un ejemplo de diseño de coches retro actualizado con acierto y aceptado por el gran público, que ya ha superado ampliamente los dos millones de unidades. Inspirado en el concepto Fiat Trepiùno de 2004 diseñado por Roberto Giolito, el 500 fue desarrollado luego para la gran serie por alguien con mucha experiencia en este tipo de proyectos: Frank Stephenson, el creador del Mini moderno.
La tarea de modernizar el Mini no fue nada fácil. Se trataba de presentar el sucesor de un coche lanzado cincuenta años atrás y BMW, la nueva propietaria la marca, no quería fallar: su incursión en el segmento de los coches pequeños debía ser un éxito a la primera. Se presentaron hasta 15 proyectos diferentes y el proyecto ganador fue el de Stephenson, quien siguió la estrategia que luego aplicaría al Fiat 500: diseñar los sucesores que el Mini hubiera tenido a lo largo de su historia si su diseño se hubiera hecho evolucionar. Así el modelo final recibió el tratamiento retro consecuente que llevó al éxito, inspirándose en los elementos clave del original pero sin caer en la caricatura, respetando su espíritu pero contando con una base muy moderna.
Conclusión
Siguiendo esta filosofía, la nostalgia deja de ser un sentimiento melancólico, triste o decadente y deja entrever su parte más positiva. Porque bien aplicada, ya sea en el diseño de coches o en otros aspectos, la nostalgia nos ayuda a confirmar nuestra identidad y nos da una sensación de pertenencia, un punto de referencia en estos tiempos de cambios tan intensos que vivimos.
Todos los créditos de las imágenes son de las propias marcas
DH
Fuentes:
Road&Track: Coolest retro designed cars
Whichcar.com.au: Retromania – 20 modern retro styled cars
Arstechnica.com: The rise and fall and rise again of retro car design
Wikipedia: Retro style automobile
Mismentirasfavoritasdiego.blogspot.com: Cualquier tiempo pasado fue mejor