Descubre cuáles son mis coches clásicos preferidos y sobre todo por qué en esta lista totalmente subjetiva y veleidosa, como no puede ser de otra manera…
Hacía tiempo que quería abrir mi corazón y contar cuáles son mis coches clásicos preferidos, aquellos que hacen subir mis pulsaciones. Naturalmente, esta lista no es objetiva pero aunque me gustaría decir que la he elegido rebuscando en mi corazón, no es así…
No, según veo en la Wikipedia, es en lo más profundo del cerebro, en lo que llaman sistema límbico, donde se regulan los instintos humanos a partir de una mezcla de genética y sobre todo experiencia. Porque son nuestras vivencias las que condicionan qué coches nos gustan más, creo yo… en fin, vamos a ello…
Roadsters (por supuesto)
A principios de los 90 se acababa de lanzar el Mazda MX-5 y tuve la oportunidad de probar uno por una carretera de montaña. Vista desde fuera mi sonrisa tonta mientras lo conducía debía ser todo un poema. Siendo joven e impresionable, aquello me dejó marcado, allí nació mi querencia por los pequeños descapotables. Y en particular por el “Miata”.
Aquí la suspensión, la dirección y el cambio son perfectos. El motor podría tener más potencia pero con 115 CV para 1.000 kg ya te puedes divertir. Y una carrocería atractiva que siempre me quedo mirando cuando lo dejo aparcado. Sí, tengo la suerte de tener uno – te recomiendo mi diario de a bordo, por cierto!
Hay otros roadsters que me llaman la atención, ante todo el primer Lotus Elan de los años 60, también muy ligero, con su bastidor de viga central y un chasis filigrano que aún hoy lo hace casi imbatible por carreteras viradas. Podría mencionar otros británicos como el MGB, el Morgan, casi cualquier Triumph… pero el otro que figuraría en mi hipotético garaje de coches clásicos preferidos sería un italiano…
La receta es la misma: un biplaza ligero, bonito y divertido de conducir, en este caso gracias además al motor 1.3 en aluminio con doble árbol de levas en cabeza. Hablo del Alfa Romeo Giulietta Spider, que en la mitad de su vida se convirtió en el Giulia Spider con el aumento de cilindrada a 1.6 y la potencia alcanzando los 92 CV y luego los 129 en la versión “Veloce.
La época “vintage”
Los pequeños descapotables son mis preferidos pero eso no me impide soñar y qué mejor época para hacerlo que los primeros años dorados del automóvil: la década de los 30, la evolución del Art Deco que surgió en EEUU y que llamaron Streamline Moderne. Este nuevo estilo se inspiraba en el diseño de aviones y barcos. Con él se fue prescindiendo de las líneas geométricas del Art Deco de los años 20, sustituyéndola por formas aerodinámicas, suaves y horizontales que sugieren velocidad. Y mis clásicos preferidos de esta época son dos.
Antes hubo otros Auburn Speedster, también bellísimos pero cuando en 1935 Auburn lanzó el 851 SC, los demás quedaron eclipsados por este prodigio de belleza, que, aunque provisto de un compresor y otras delicatessen mecánicas, era sencillo de fabricar y (relatívamente) asequible.
El segundo es europeo y en muchas listas figura como uno de los automóviles más bellos que se han hecho: el Mercedes-Benz 500/540K Spezial Roadster. Fabricado con el más alto nivel de ingeniería y los mejores materiales que se pudieran imaginar en la época.
Son varias las marcas fascinantes de antes de la segunda guerra mundial, no voy a entrar a numerarlas porque me extendería mucho y aún me dejaría alguna. Pero de todas ellas hay una que me ha embelesado. Cada vez que tengo la oportunidad de ver un Hispano-Suiza siento un cosquilleo en el estómago. Ya sea ante un sencillo Alfonso XIII, o todo un H6, “vestido” en la época por los carroceros más afamados y con una tecnología modernísima gracias al talento innovador del genio Mark Birkigt.
El Lamborghini Countach
Yo fui uno de ellos. Sí, muchos adolescentes de los 80 tuvimos un poster del Countach colgado en la pared de nuestro cuarto. Y como muchos, quedé marcado por este icono de toda una generación. Y es que hay coches que son la expresión de una época y éste sin duda es uno de ellos, uno de mis clásicos preferidos desde que tengo uso de razón.
Imposiblemente ancho y bajito, ningún coche de serie antes o después del Countach se le parece, con esa mezcla inusitada de líneas rectas combinadas con un par de curvas disimuladas en el sitio adecuado. Luego están las puertas “de guillotina” que dan paso a un habitáculo claustrofóbico y con escasa visibilidad. Y esa dramática trasera…
Ferrari, así, en general (y uno en particular)
Esta marca ha contribuido a la historia del automóvil con algunos de los coches más icónicos que han rodado por las carreteras de medio mundo. Siempre he sido muy aficionado a Ferrari y mi decepción ha sido grande al ver cómo se ha “prostituido” en los últimos años, entre un merchandising exageradísimo, los parques temáticos y el diseño bizarro de algunos modelos recientes.
Pero quedémonos con los clásicos, que es de lo que estamos hablando aquí, mis preferidos son el 250 Spider California SWB y el Testarossa de 1984, un diseño muy de su época que a mis ojos ha envejecido muy bien. Pero para mí, el “sumum” es el 288 GTO, un coche para mí extraordinariamente fotogénico: la parte delantera con los faros escamoteables (otro accesorio que me fascina), la parte trasera con las luces encuadradas en un marco… incomparable y los cuatro musculosos pasos de rueda, y el motor, y el interior con la clásica y sencilla palanca con el pomo negro… ¡la perfección!
Cajas con caracter
A muchos les parece anodinas pero para mí combinan de forma ideal estilo, sentido práctico, visibilidad y diversión. Y de entre todas ellas hay tres que me llaman especialmente la atención. Ante todo está el Volvo Amazon, un diseño elegante, atemporal y con un toque deportivo, combinado con una mecánica sencilla y fiable y la solidez del conjunto. Amén de alguna versión deportiva especial que es ya lo más de lo más.
¿Los otros dos? Primero el Nissan Skyline GT-R “Hakosuka” de 1969 que con su seis cilindros en línea fue el rey de las pistas, siendo durante un par de años prácticamente imbatible en los campeonatos japoneses de turismos. Su agresivo frontal y toda el aura de la historia de este por otro lado discreto modelo me parecen casi insuperables – y digo casi porque aquí viene el tercero en discordia: el Alfa Romeo Giulia.
Con ese frontal Alfa inconfundible y ese motor “bialbero” que suena a gloria, el fino volante de bakelita negra en la mano izquierda, mientras con la derecha accionas la palanca de cambios, que queda alta, muy a mano, y ese bastidor tan ágil y manejable. Glorioso. Una Nuova Super de 1974 sería perfecta, gracias.
Lanchones americanos
Otra debilidad que tengo son ciertas limusinas y coupés americanos de esos de cinco metros y más, con una suspensión mareante y cromados. Y es en los 60 donde encuentro mis dos clásicos americanos preferidos… Primero está el Lincoln Continental del 61, un diseño que me parece profundamente “cool” sobre todo en versión limusina. Acaso el automóvil de serie más refinado de su época, las secuencias en que aparece en la película de Matrix me ganaron definitivamente.
El segundo es el Cadillac Eldorado Coupe del 67, que compartía la tracción delantera (sí, sí) con su primo hermano el (también fascinante) Oldsmobile Toronado, pero el Eldorado era más anguloso y mucho más lujoso y exclusivo. Y en 1969 recibió aquel descomunal V8 de 8.2 litros con todos sus 746 newtons de par, una barbaridad.
Utilitarios
Hoy en día cada vez menos pero durante décadas hemos tenido un vínculo muy estrecho con nuestro coche. En él se iba a trabajar, al colegio, a comprar, se viajaba, se discutía, se reía, se lloraba y (salvo en el Simca 1000) se hacía el amor. En este contexto, hay tres modelos utilitarios que me llegan al alma, los tres destilan toneladas de carisma y, qué casualidad, los tres fueron fabricados durante mucho tiempo.
Ante todo, está un coche pequeñito, práctico, divertidísimo y (en su día) barato, con sus pequeñísimas ruedas colocadas en los extremos de la carrocería y la suspensión de tacos de goma. Hablo naturalmente del Mini original…
En segundo lugar está el Saab 96, un modelo que fue para Suecia algo similar al Escarabajo para los alemanes y se fabricó hasta 1980 – algo extraordinario teniendo en cuenta que su diseño y parte de la mecánica se basaban en el Saab 92 lanzado en 1949.
Y finalmente, este trío lo completo con otro de mis clásicos preferidos que como el Mini, es muy inglés y muy longevo y también fue diseñado por Alec Issigonis, aunque para entrar en mi garaje ideal mi Morris Minor vendría en versión “Traveller”, es decir, con “caja” posterior revestida de madera, para mí una combinación perfecta y fascinante de estética, carácter y funcionalidad.
Vamos concluyendo…
Para finalizar, me parece interesante plantearme qué coche compraría si sólo tuviera uno y el precio diera igual. Debería ser un coche para todas las ocasiones: para moverte en el día a día y para viajar. Aunque según me lo planteo, no hace falta que fuera necesariamente práctico. Tras cavilar un poco yo por mi parte llego a dos modelos… El primero se lanzó en 1980 y la prensa quedó maravillada de su estabilidad, el sonido de su motor de cinco cilindros. Pero es que además el Audi Quattro original combinaba todo ello con un diseño agresivo pero discreto y un gran sentido práctico.
Sin embargo, entiendo que una lista así se debe rematar dando rienda suelta a las emociones. Así que aquí va acaso, quizá, mi clásico preferido, quizás uno de los deportivos más carismáticos. Con el contacto a la izquierda del volante, los cinco relojes grandes delante del conductor, el parabrisas tan vertical, la carrocería estrecha que lo hace tan práctico, esos característicos faros, la trasera descendiente y ese motor seis cilindros boxer que suena a música.
Sé que no soy muy original ya que éste es el preferido de muchos, aunque puestos a elegir, el mío sería un Porsche 911 modificado por Singer. Esta empresa toma como base el modelo 964 (1988-1994) dándole una apariencia un poco “setentera”, aumentando la potencia y, en fin, haciéndole otras modificaciones según el gusto del cliente. Sigue en cierto modo la tendencia “restomod” en la que los componentes más modernos se combinan con la estética clásica. Algo que no es del gusto de todo el mundo pero que para mí en algunos casos resulta fascinante e irresistible.
Y hasta aquí llega mi lista de clásicos preferidos – al menos hoy, mañana quién sabe. De todas formas, me dejo algunos por no hacerla demasiado larga, como el Jaguar XJ-S, el Ford Mustang Fastback del 67, un Datsun 240Z modificado en plan restomod o (insistiendo en este estilo clásico modernizado) un Porsche 356 «Outlaw» de los que fabrican los californianos de Emory Motorsport. Y ya paro de pensar porque no terminaría nunca…
DH